domingo, 28 de abril de 2013

CIERRA LOS OJOS, CONFÍA Y CORRE

A veces, para ver con claridad, hay que quedarse ciego por un tiempo. Mientras mas ciega estuve, mas me di cuenta de cuánto necesitaba tomar la mano de Jehová y permitir que Él guiara mis asuntos. De a poco estoy recuperando la vista y reenfocando lo que creía tener enfocado.
Me he imaginado estos dias el tremendo susto que debio de llevarse Ananias cuando Jesus le dio indicaciones para ir donde Saulo de Tarso y hacer que éste recuperara la vista. Ananias se excusó diciendo lo peligroso que era aquel hombre para cualquiera que predicara a las enseñanzas de Cristo, sin embargo Jesus le dice: "Ponte en camino ("confía en mi, solo haz lo que te digo"). En el fondo le dice que no piense usando su razonamiento, sino que solo confíe y se ponga en marcha, pues de todo lo demas, Jesus mismo se encargaría.
(Hechos 9:1-22)

He pensado tambien en los niños pequeños, cuando el papá le dice: "¿Vamos?" El niño se pone feliz, da un salto y le da la mano al padre. El niño no sabe dónde van, en qué locomocion irán, cuánto vale el pasaje, no sabe la ruta, no sabe el proposito del viaje. El niño solo extiende su mano y toma la mano de su papá. Confía. Se deja llevar. 

Qué lindo es ver que Jehová nos extiende su mano igual, con amor, con cariño nos dice "Vamos".
La lucha que guerreamos en este sistema moribundo es espiritual, estamos siendo observados desde la region invisible como si fueramos un espectaculo teatral frente a angeles y demonios. Hay un desafío planteado, muchos ojos que no vemos contemplan qué decisiones tomamos, muchos toman su camino ciegamente creyendo que es el correcto y no hacen mas que ponerse de parte del dios de este sistema de cosas corrupto, perverso.

Para ejemplificar esto hay una carrera fisica que es asi: la Maraton Paralimpica. El atleta es ciego, no ve la ruta, no sabe donde empieza ni donde termina, no sabe el tiempo que lleva corriendo, no sabe dónde hay una curva, no ve la meta. Pero lleva un guia que sabe todo eso, ese guia puede ver todo y debe poder correr tan rapido como el atleta. El guia gana junto con el vencedor, mas no se lleva ningun premio. El vió el publico, la recta final, la meta, llevaba el cronometro, se esforzó y no ganó ningun premio. El atleta no vidente recibió la medalla. Esta fue una noticia de alcance mundial.








Jehová nos guía y ayuda para que nosotros recibamos el premio. Ve realidades espirituales que nosotros no podemos discernir. ¿Qué debemos hacer nosotros? No confiemos en nuestro propio razonamiento. (Proverbios 3:5, 6).
 Démosle la mano a nuestro Guía  Jehová, cerremos los ojos de nuestro entendimiento, confiemos en el y corramos.
La meta está cada vez mas cerca.