Hace cuatro días en la consulta atendimos a una paciente y nos contó
que se había operado de la vista. Su
problema era el Estrabismo, enfermedad que afecta a ciertos músculos oculares
dificultando mirar hacia un punto fijo. Tener uno o los dos ojos desviados
caracteriza a esta enfermedad.
Antes de atenderla, el dentista le preguntó cómo era su vida antes de
operarse, pues como su vista miraba a dos partes diferentes a la vez,
obviamente veía una imagen doble. Ella
respondió que sí era muy complicado, veía dos imágenes: una que era la correcta
y la otra estaba superpuesta un poco más arriba y a la vez torcida. Le preguntamos cómo podía vivir así, a lo que
ella respondió:
-“Me acostumbré a ignorar la otra imagen. Me concentraba en la imagen
correcta y simplemente hacía como que la otra imagen no existía. Uno se
acostumbra a todo”.
Acerca de esto, siempre me ha llamado la atención el texto de Mateo 6:
22, 23. La nota al pie de pagina en el versículo 22 muestra que “ojo sencillo”
significa 4 cosas: “Es sincero; está todo
en una sola dirección; está enfocado; es generoso”.
Ahora pienso, en lo tormentoso que es tener
un defecto en la vista y lo que la gente está dispuesta a hacer para corregirlo, ¡cuánto
más deberíamos estar dispuestos a corregir nuestra visión espiritual!
También me parece digno de notar que Jesús dijo que lo contrario de ojo
sencillo NO es “ojo complicado”, sino “OJO INICUO”. Acerca de esto me gustaría recordar la
experiencia de un señor llamado Hitoshi quien fue a su primera reunión con los
Testigos de Jehová, citada en la Atalaya del 1 de Abril de 1999, pagina 6:
Hitoshi asistió a un
discurso, y le sorprendió escuchar el consejo de ‘mantener el ojo sencillo’. El
orador explicó que el ojo “sencillo” es el que tiene visión de futuro y está
enfocado en los asuntos espirituales; en cambio, el ojo “inicuo”, o
“envidioso”, es el que se centra solo en los deseos carnales inmediatos y es
corto de vista. Le impactó profundamente el siguiente consejo: “Donde está tu
tesoro, allí también estará tu corazón”. Hay algo más importante que conseguir
riquezas. Nunca había oído nada parecido”.
Como conclusión:
Si
uno está dispuesto a someterse a una cirugía con anestesia general para poder
corregir un defecto de la visión física… ¿qué sacrificio estamos dispuestos a
hacer para corregir nuestra visión espiritual?
Una
enfermedad a la vista puede significar molestias continuas y terminar en
accidentes, pero el tener un ojo “inicuo” lleva a la muerte eterna. ¿Qué
escogeremos? ¿Nos dejaremos corregir? ¿o nos acostumbraremos a vivir asi como
mi paciente que decía que uno se acostumbra a todo? Que no sea así, cambiemos cuando aún es tiempo.
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