Ellos crecieron en un mundo irreal
siempre protegidos por su caja de cristal,
ahora son adultos y comienzan a ver
gente enferma, pobre y mal en la vejez.
De niños el pasto, una alfombra ideal
tocando el piano en contra de su voluntad
de almuerzo loza china, alfombra de Afganistán,
vitrales italianos, unos cuadros de Renoir.
Chiquititos dicen: “Cuando grande quiero ser
un gran doctor y muchas vidas salvaré”.
Y ahora saben que esas vidas no las salvan de verdad,
porque el tiempo pasa y el mal regresará.
La vida es dura, arbitraria de verdad.
“No quisiera vivir”, dice un hombre más allá.
impaciente el paciente está en el hospital,
espera su turno, no sabe si llegará.
En la urgencia la vida de un suspiro se va.
El humano es frágil, no hay seguridad.
El joven de bata se pasea más allá
diciendo para sí:
“Nadie me dijo esta verdad”.
Vida y muerte los doctores ven allí,
imágenes que son imposibles de olvidar,
historias mezcladas, mentiras y verdad.
Corazón endurecido, la costumbre es así.
(Cuando ya es un gran médico
le pregunto si es feliz.
Quiere disimularlo
pero sé que no es así).
Los esfuerzos no sirven,
el corazón no late más…
mirada perdida, el doctor camina atrás,
no tiene un Dios a quien pueda orar
y menos el poder para resucitar.
El Mercedes Benz estacionado mas allá,
graduado en el 2000, el orgullo de la universidad.
Por turnos tan largos una eminencia nació.
Por turnos tan largos una familia se perdió.
Hoy a su hijo lo ve poco al mes,
aunque lo tiene inscrito
en clases de violín e ingles
El niño tiene todo pero no alcanza a comprender…
por qué su papá no vive con él.
wenisimo!!
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