sábado, 14 de mayo de 2011
"AUNQUE NO LUZCA COMO NUEVA"
Hoy día salió en las noticias el hallazgo de una bandera chilena que se encontraba sumergida en las costas de la isla Robinson Crusoe desde la fatídica madrugada del 27 de Febrero de 2010. Imposible será olvidar el terremoto y posteriores tsunamis que asolaron a nuestro país el año pasado, sin embargo esta bandera hoy es un mudo testigo del dolor, la destrucción y las lagrimas, ésas que lloraron tantos compatriotas al ver perdidos a sus seres queridos en ese mar tan inmenso, al que durante mucho tiempo vieron tranquilo pero que se transformó en un monstruo sin corazón que arrasó con todo a su paso.
Pero esa bandera (más que al símbolo patrio quiero referirme a ese trozo de tela ahora desteñido, sucio, sin su estrella, lleno de algas y roto) significa mucho, para mi significa el aguante, la entereza, el soportar con valentía el azote de los elementos, y por sobre todo, la resiliencia del ser humano. Esa bandera fue encontrada estos días y se le encargó a la Universidad de Valparaíso la tarea de restaurarla. Se le pondrá otra vez su estrella, se zurcirá con hilo de seda, se limpiarán los restos de algas y lodo, sin embargo aunque quedará limpia y sin agujeros no será una bandera nueva. Pero ni una bandera nueva tendría el valor que esta bandera tiene, pues esta tiene una historia que contar, hoy debe flamear y testificar sin palabras lo que en este país sucedió el año pasado.
Ahora pienso en tantos hermanos que han pasado su juventud y que hoy en día están siendo azotados por las tempestades de los años, las enfermedades y las pérdidas de seres queridos. En ellos y en mi misma pienso, que somos seres humanos frágiles, tan pequeños y débiles en comparación con Jehová y los poderosos seres espirituales. A veces siento que somos como una vasija de barro húmedo que se desgrana y se parte en pedazos cuando nos azota el “tiempo y el suceso imprevisto”.
Sin embargo allí estamos, firmes, aguantando la adversidad con valor, incólumes, resilientes. Y aunque el paso de los años y experiencias dolorosas como las pérdidas nos quiten lozanía en la piel, nos crezcan hilos de plata en el cabello o ensombrezcan nuestra mirada, nada, pero nada en el mundo podrá acabar con nuestra esperanza.
Y así como aquella bandera que fue hallada en el lecho submarino, esa bandera tiene una historia que contar y esa experiencia es lo que la hace valiosa, nosotros los fieles cristianos no querríamos rechazar nuestras experiencias difíciles, pues ellas nos han hecho crecer y madurar en la fe, estabilizarnos en la verdad y poder dar comprensión, animo y consuelo a nuestro hermano espiritual que esté sumergido en las profundidades del dolor.
Aunque una vez concluidas las tareas de limpieza, según palabras de la restauradora, la bandera “no luzca como nueva”, cuando esté remendada será un símbolo de la reconstrucción, el renacer y la esperanza. Así también nuestras marcas de dolor serán insignificantes comparadas con el gozo que experimentaremos al ver que todo vestigio del viejo mundo va desapareciendo de nuestras vidas. Estos dolores ya no subirán al corazón, pues “Dios limpiará toda lagrima de nuestros ojos.”
2 Corintios 4:7-9 “Sin embargo, tenemos este tesoro en vasos de barro, para que el poder que es más allá de lo normal sea de Dios y no el que procede de nosotros. Se nos oprime de toda manera, mas no se nos aprieta de tal modo que no podamos movernos; nos hallamos perplejos, pero no absolutamente sin salida; se nos persigue, pero no se nos deja sin ayuda; se nos derriba, pero no se nos destruye.”
2 Corintios 4: 16-18 “Por lo tanto no nos rendimos; más bien, aunque el hombre que somos exteriormente se vaya desgastando, ciertamente el hombre que somos interiormente va renovándose de día en día. Porque aunque la tribulación es momentánea y liviana, obra para nosotros una gloria que es de más y más sobrepujante peso y es eterna; mientras tenemos los ojos fijos, no en las cosas que se ven, sino en las que no se ven. Porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.”
Revelación 7:17 “Porque el Cordero, que está en medio del trono, los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida. Y Dios limpiará toda lágrima de los ojos de ellos”.
07 Mayo 2011
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