Hoy llegando a mi trabajo entré a la clínica y como todos los días miré por la ventana. Allí se alzaban esos añejos y hermosos árboles, pero cuando miré un poco más abajo sobre el techo del estacionamiento, ahí yacía muerto un pobre gorrión con sus patitas endurecidas en dirección al cielo.
Y el viento movía sus plumas.
En ese instante sonaba en la radio Beethoven un segmento llamado "Apuntes de la música", y contaba la historia de un compositor europeo muy joven. La verdad es que componía cosas muy buenas, pero a nadie le interesó mayormente su música así que él se desanimó, se enroló en el ejercito y murió en el frente de batalla. He aquí lo curioso: después de su muerte todos sus detractores lo honraron diciendo los mejores elogios por su música, y por generaciones ha sido alabado por sus bellas melodías... pero él murió y no lo supo.
De esto aprendo que habiendo cosas positivas de nosotros que ni nosotros mismos entendemos bien, o que tal vez hasta desconozcamos, Dios Jehová sí las conoce y no solo nos da el mérito que éstas merecen, sino que tambien serán bien recompensadas a futuro. Jehová nos comprende porque nos conoce y no es injusto para olvidar el amor que mostramos para con su nombre. Y por las cualidades que tengamos tal vez un poco ocultas, tendremos un galardón seguro si seguimos aguantando pese al dolor.
¿Qué tiene que ver todo esto con el gorrión del principio de esta historia? Todo.
"Porque ni un gorrión cae a tierra sin el conocimiento de su Padre. Los cabellos de la cabeza de ustedes estan todos contados. No sientan temor. Ustedes valen más que muchos gorriones" (Mateo 10:29-31).
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