miércoles, 6 de abril de 2011

AUTOEXAMEN


Hoy en mi trabajo se me encargó sacar unas piezas de metal de unos modelos de yeso, eran piezas que constituirían implantes dentales. Eran como pilares de prueba.
El caso era éste: el yeso de los modelos era el llamado “extra duro”, y en realidad era casi imposible extraer de ellos las piezas metálicas. Lo intenté con un micromotor y una fresa especial, nada. Lo intenté con un alicate y así tratar de mover aquellos pilares, pero no servía.De pronto se me ocurrió mojar el yeso, pensando que si lo sumergía un rato lograría ablandarlo y retirar de él los metales. Pero tampoco fue buena idea.
Al final puse un alicate acostado, sobre él puse el modelo de yeso y, usando un destornillador como cincel comencé a pegarle con un martillo. Por este lado, por aquel lado hasta que algunos trozos de yeso comenzaron a desprenderse levemente, pero la tarea fue ardua. Los trozos duros de yeso saltaban y muchos se golpeaban contra mis anteojos protectores.
Después de mucho luchar logré retirar aquellos transfers de metal y el yeso quedó desmoronado, y luego fue arrojado a la basura.
Ahora repasando mis actividades del día he meditado en ese yeso. Era duro, fuerte, firme. Resistió íntegro todo lo que yo hice para debilitarlo. Intenté destruirlo con distintas herramientas, en distintas posiciones y ángulos y por un tiempo prolongado. Cuando los trozos comenzaron a desprenderse, aun en ese momento tampoco podía extraer los metales.
Ahora pienso en las pruebas que Satanás ha puesto o pondrá en mi vida, y todas las armas que puede utilizar para destrozarme.
Por eso me pregunto: ¿Es mi fe tan fuerte y tan firme como ese yeso?


2 comentarios:

  1. wenisimo!! yo kiero ser como ese yeso, q bonito q de cosas tan cotidianas saques lecciones tan poderosas. Siempre en lo que uno hace y dice esta el detalle que nos puede enseñar algo.

    tau
    felicitaciones

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